Bueno, pues ya teníamos otra diversión más, ahora había que configurar todas las conexiones vía Internet, preparar la inauguración y todas esas nuevas cosas que conlleva el abrir una nueva sucursal.
Todo eso significó un punto más de trabajo, ya que en mis tareas normales, nadie me ayudaba en ese momento, tenía que seguir yo con ellas también, así que los sábados y domingos, se habían vuelto un día laborable más.
Una vez en marcha todo aquello, me tocó un día a la semana ir allí, bueno, era momento que utilizaba para poder leer todas la actualizaciones que iban llegando y asesorando al personal de allí.
Consiguientemente a esto, se fueron programando encuentros empresariales y alguna que otra charla, lo cual hacía que mi jornada de trabajo fuera ampliándose poco a poco.
Bueno, así trascurrieron unos años, (tampoco quiero que esto sea un tostón de año en año), yo consideraba cada logro, como si fuese algo mío, era una criatura nueva que se estaba formando y yo tenía mucho que ver en su creación, si no aportaba ideas, aportaba esfuerzos.
Entre todo aquel tiempo incluso llegaron a proponerme para socio, pero no fue así porque uno de los socios se negó en rotundo, pensó que el otro socio intentaba quitarle su participación allí y dejarlo en minoría, cosa que yo no pensaba permitir, pero bueno, así paso.
Bueno, al cabo de unos años, el propietario de la sucursal, decidió quedársela el e intentar sacarla adelante por su cuenta, para mi fue un alivio, ya que se trataba de una preocupación menos.
Entre todo ello, yo empecé a darme cuenta de que aquello no podía ser, que aquel nivel de estrés y de trabajo, rozaba la esclavitud, empecé a encontrarme mal, y ya estaba cansado y tan metido en la empresa que era imposible parar, realmente estaba enganchado al trabajo y me estaban exprimiendo el máximo, se que no es un orgullo pero os contare un par de ejemplos para que veáis el daño que puede hacer la adicción al trabajo.
Recuerdo este ejemplo con la mayor estupidez que he hecho en mi vida y que podía haberme hecho mucho daño, me operaron de apendicitis después de una semana sin saber que tenía, así que después de 15 días en el hospital al final me dejaron salir el día después de operarme, casi ni podía andar, pero salía del hospital, bueno, pues al llegar a casa me estaban esperando para llevarme al despacho porque llevaban dos días sin trabajar por un problema informático y la empresa de informática contratada no era capaz de ponerlo en marcha, así que a la hora de llegar del hospital ya estaba en el despacho y a la hora de estar en el despacho ya estaban trabajando después de 2 días sin poder hacerlo.
El otro ejemplo fue que me hice un esguince de tobillo y me prohibieron apoyar el pie, pero como era un mes de impuestos, venían todos los días a por mi en coche e iba a trabajar en jornada normal.
Todo eso significó un punto más de trabajo, ya que en mis tareas normales, nadie me ayudaba en ese momento, tenía que seguir yo con ellas también, así que los sábados y domingos, se habían vuelto un día laborable más.
Una vez en marcha todo aquello, me tocó un día a la semana ir allí, bueno, era momento que utilizaba para poder leer todas la actualizaciones que iban llegando y asesorando al personal de allí.
Consiguientemente a esto, se fueron programando encuentros empresariales y alguna que otra charla, lo cual hacía que mi jornada de trabajo fuera ampliándose poco a poco.
Bueno, así trascurrieron unos años, (tampoco quiero que esto sea un tostón de año en año), yo consideraba cada logro, como si fuese algo mío, era una criatura nueva que se estaba formando y yo tenía mucho que ver en su creación, si no aportaba ideas, aportaba esfuerzos.
Entre todo aquel tiempo incluso llegaron a proponerme para socio, pero no fue así porque uno de los socios se negó en rotundo, pensó que el otro socio intentaba quitarle su participación allí y dejarlo en minoría, cosa que yo no pensaba permitir, pero bueno, así paso.
Bueno, al cabo de unos años, el propietario de la sucursal, decidió quedársela el e intentar sacarla adelante por su cuenta, para mi fue un alivio, ya que se trataba de una preocupación menos.
Entre todo ello, yo empecé a darme cuenta de que aquello no podía ser, que aquel nivel de estrés y de trabajo, rozaba la esclavitud, empecé a encontrarme mal, y ya estaba cansado y tan metido en la empresa que era imposible parar, realmente estaba enganchado al trabajo y me estaban exprimiendo el máximo, se que no es un orgullo pero os contare un par de ejemplos para que veáis el daño que puede hacer la adicción al trabajo.
Recuerdo este ejemplo con la mayor estupidez que he hecho en mi vida y que podía haberme hecho mucho daño, me operaron de apendicitis después de una semana sin saber que tenía, así que después de 15 días en el hospital al final me dejaron salir el día después de operarme, casi ni podía andar, pero salía del hospital, bueno, pues al llegar a casa me estaban esperando para llevarme al despacho porque llevaban dos días sin trabajar por un problema informático y la empresa de informática contratada no era capaz de ponerlo en marcha, así que a la hora de llegar del hospital ya estaba en el despacho y a la hora de estar en el despacho ya estaban trabajando después de 2 días sin poder hacerlo.
El otro ejemplo fue que me hice un esguince de tobillo y me prohibieron apoyar el pie, pero como era un mes de impuestos, venían todos los días a por mi en coche e iba a trabajar en jornada normal.